DE UNA NOCHE Y SUS DEMONIOS
Una vez le hicieron creer que era demasiado.
Demasiado inestable, demasiado estúpido, demasiado sensible.
Él se miraba al espejo, y siente que todo su mundo va a estallar. Que su pecho va a estallar, y que se avecina otra noche de cascadas que inundarán su alma rota. Que todo su mundo va a colapsar.
Tiene un grito en su garganta, el cual se hizo nudo y no le deja expresarse. Lo retiene el miedo, miedo de pensar que si dice algo, lo volverá a perder todo. Y finge una mirada perdida, la cual disimula la tristeza de su alma, y la pasea por la ciudad. La viste de joyas las cuales desvían la atención, y él se esconde entre ellas.
Nadie lo entiende, él solo quiere la excusa de una sonrisa, el destello de que cualquier tiempo pasado no siempre fue mejor. Entonces llega el miedo y lo atrapa, le clava un puñal lleno de incertidumbres, y grita, pero nadie lo escucha.
Poco a poco su luz se apaga, se vende por un beso, y empieza a ser eso que el mundo le ha obligado a ser. Empieza a falla el ventrículo izquierdo y piensa que nunca fue valiente caballero. Que el niño de corazón triste nunca se fue, solo jugaba a esconderse en su pecho.
Pero él no sabe que estoy enamorado de su sonrisa, que en esos ojos color café yo me encariñe y no me quise ir. Ese niño que soñaba con volar nunca murió, y que las alas que le arrancaron volverán a florecer. El niño que es primavera, pero que él no lo sabe.
Qué tengo que hacer para que te des cuenta de que eres jodidamente perfecto con todos defectos, y acabar con esta mirada que te esta consumiendo.
Sabes que yo nunca miento, y que solo veo a la persona que siempre fue, es y será mas bonita.
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