Cuando abrir las alas para ver.

He dejado los precipicios, sabes. 
Creo que llegó la hora de remontar el vuelo, 
llegó el día en que me arrancaría las espinas del pecho, 
y de decidir que dejarme clavar tus puñales fue cosa mía. 
Si, no lo supe ver antes. 
Y lo siento, pero no por ti,
sino por mí. 
Porque me he hecho daño, 
mucho daño incensario. 
Me hizo falta morir cada noche ahogado en una tormenta de recuerdos, 
me hizo falta morir en promesas vacías que nunca crecieron.
Solo para saber, que todo fue una ilusión.  
Una perfecta ilusión.
¿Y todo para qué?
Creí que tenía la lección aprendida, pero me equivoque.
Quiérete, ámate, valórate.
No es tan difícil, pero muchas veces se nos olvida. 
Uno debería tener la lección aprendida. 
Lo último que quise fue un final, 
pero el final necesitaba de mí. 
Y por eso necesite volar. 



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