Una de esas noches.
Si, es una de esas noches. Una de esas noches en las que desearía que me arrancasen el corazón de cuajo, arrancar esa flecha y asesinar a Cupido por jugar conmigo. Es una de esas noches en las que desearía estar en cualquier parte, menos entre estas cuatro paredes de soledad.
Es una de esas noches en las que me faltas tú. Como una de tantas.
Que no hay salvavidas para mí me han dicho. Que dejarás que me ahogue.
Lo siento, si pudiese créeme que dejaría de escribirte.
De pensarte.
De recordarte.
Mis cicatrices han vuelto a sangran, dicen que están haciendo hueco a la cicatriz más grande y triste de todas. La tuya.
Alguien me dijo una vez que tenemos un número limitado de lagrimas con cada persona, y que llegado el momento ya no podemos llorar más.
Que se nos acaban, las lagrimas digo.
Que hemos llenado el tope con esa persona.
Que ya hemos llenado todos los océanos y solo queda naufragar.
Y yo, ingenuo como siempre pensé que ya no podía llorar más. Pero la noche me ha demostrado que mi corazón puede exprimirse un poco más, y que quedan dos o tres océanos más por rellenar. Y por eso cada noche bailo al compás de tus latidos, para no echarme a llorar. En realidad no quiero agotar esas lagrimas, aún no. Porque dicen también, que después del naufragio vienen otras islas que te harán olvidar. Y yo, no te quiero olvidar.
Me faltan 7111992 suspiros que regalarte todavía, y lo cierto es que he perdido la dirección de correo del lado izquierdo de tú pecho, por eso amor, aún no te han llegado. Pero prometo, que, de una forma u otra llegaran a ti.
Yo.
Llegaré.
A.
Ti.
Es una de esas noches en las que me faltas tú. Como una de tantas.
Que no hay salvavidas para mí me han dicho. Que dejarás que me ahogue.
Lo siento, si pudiese créeme que dejaría de escribirte.
De pensarte.
De recordarte.
Mis cicatrices han vuelto a sangran, dicen que están haciendo hueco a la cicatriz más grande y triste de todas. La tuya.
Alguien me dijo una vez que tenemos un número limitado de lagrimas con cada persona, y que llegado el momento ya no podemos llorar más.
Que se nos acaban, las lagrimas digo.
Que hemos llenado el tope con esa persona.
Que ya hemos llenado todos los océanos y solo queda naufragar.
Y yo, ingenuo como siempre pensé que ya no podía llorar más. Pero la noche me ha demostrado que mi corazón puede exprimirse un poco más, y que quedan dos o tres océanos más por rellenar. Y por eso cada noche bailo al compás de tus latidos, para no echarme a llorar. En realidad no quiero agotar esas lagrimas, aún no. Porque dicen también, que después del naufragio vienen otras islas que te harán olvidar. Y yo, no te quiero olvidar.
Me faltan 7111992 suspiros que regalarte todavía, y lo cierto es que he perdido la dirección de correo del lado izquierdo de tú pecho, por eso amor, aún no te han llegado. Pero prometo, que, de una forma u otra llegaran a ti.
Yo.
Llegaré.
A.
Ti.
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