Solo una noche.

Y sé que soy fuerte, y que mañana estaré al pie del cañón... Pero hoy, hoy necesito ser débil y quitarme esta armadura que cada vez pesa más. La gente te dice que no estés triste, que le sonrías a la vida. ¿Pero de qué me sirve sonreír? Si tras esa sonrisa se esconde la mayor de las tristezas, ese tipo de tristeza que dejaría a Sabina 500 noches en vela. Te diré una cosa, la gente es imbécil. Tengo todo el puto derecho del mundo a sentirme triste, si es lo que deseo, y por supuesto si tras ese viaje hasta lo más hondo vuelvo más fuerte que nunca. He cargado demasiado tiempo con esta coraza de hierro, que de poco ha servido. Ya que en mi camino me he encontrado con caballeros expertos en derretir este tipo de armaduras. Ingenuo es lo que fui al pensar que podría ser más fuerte, que esta vez sería yo el que acabaría con corazas de hierro cual justiciero del amor, por todos aquellos que perecieron en la batalla. Pensé que podría tirar de esas coraza, y tire tanto que perdí de cuajo mi corazón.

Solo necesito una noche, una noche para reconstruirme y demostrar al mundo que no me he rendido ante el aún. Que pienso dar mil y una batallas más en la oscuridad, que pienso bailar sobre mis fracasos solo para no darle el placer a nadie de hacerlo antes. Que pienso morir en este recorrido, con el único propósito de que al final llegue con vida. 


Comentarios

Entradas populares