Pd: Te echo de menos.
Estoy tan cansado, amor.
Los cuentos de hadas han pasado factura en mí, porque nunca fui príncipe salvador de nadie y nadie vino a salvarme. Me ahogue en tanta sangre azul que hoy desemboca en la sonrisa más bonita que nunca vi, la tuya. Creí que los buenos siempre vencían, pero me he dado cuenta de que los buenos siempre pierden. Que son los malos los que hacen al mundo caer, y no el brillo de tus ojos enredándose en mis caderas.
Me he dado cuenta de que nadie puede salvarme de otra noche de suicidio, que se repite en bucle cada noche. Soy adicto a tus precipicios en noches de lujuria, que me secuestran desde el abismo de tu pecho .
No me arrepiento. No me arrepiento de absolutamente de nada, porque di todo lo mejor de mí.
Perdí, cierto.
Perdí otra batalla contra el viento que me arrastraba hacia la soledad de tus recuerdos.
Perdí la ilusión que emergió del pecho, porque huyo contigo la noche que arrancaste con indiferencia el corazón que te regale.
A nadie le gustan los corazones tristes, y tal vez por eso te fuiste. Y ahora no queda ni rastro de las notas que escondías por mi pecho, que fueron flores en primavera. Te fuiste a comprar tabaco, y nunca preguntaste si quería ir contigo por si no volvías. Por si te perdías por otras camas que no eran las mías, y buscabas amor en braguetas ajenas.
Nos mintieron, amor.
Soñar nunca fue gratis, la realidad siempre te va a venir a cobrar con desilusiones. Con puñales en el pecho. Hay que ser valiente para querer pagar el precio de soñar, y cuanto más alto sueñes.. más dura es la hostia que te va a dar la vida.
He salido de casa y te he dejado una nota en tú pecho por si mi ausencia te extraña, dice:
Los cuentos de hadas han pasado factura en mí, porque nunca fui príncipe salvador de nadie y nadie vino a salvarme. Me ahogue en tanta sangre azul que hoy desemboca en la sonrisa más bonita que nunca vi, la tuya. Creí que los buenos siempre vencían, pero me he dado cuenta de que los buenos siempre pierden. Que son los malos los que hacen al mundo caer, y no el brillo de tus ojos enredándose en mis caderas.
Me he dado cuenta de que nadie puede salvarme de otra noche de suicidio, que se repite en bucle cada noche. Soy adicto a tus precipicios en noches de lujuria, que me secuestran desde el abismo de tu pecho .
No me arrepiento. No me arrepiento de absolutamente de nada, porque di todo lo mejor de mí.
Perdí, cierto.
Perdí otra batalla contra el viento que me arrastraba hacia la soledad de tus recuerdos.
Perdí la ilusión que emergió del pecho, porque huyo contigo la noche que arrancaste con indiferencia el corazón que te regale.
A nadie le gustan los corazones tristes, y tal vez por eso te fuiste. Y ahora no queda ni rastro de las notas que escondías por mi pecho, que fueron flores en primavera. Te fuiste a comprar tabaco, y nunca preguntaste si quería ir contigo por si no volvías. Por si te perdías por otras camas que no eran las mías, y buscabas amor en braguetas ajenas.
Nos mintieron, amor.
Soñar nunca fue gratis, la realidad siempre te va a venir a cobrar con desilusiones. Con puñales en el pecho. Hay que ser valiente para querer pagar el precio de soñar, y cuanto más alto sueñes.. más dura es la hostia que te va a dar la vida.
He salido de casa y te he dejado una nota en tú pecho por si mi ausencia te extraña, dice:
Lo siento, amor.
Salí a ver si podía vivir sin ti.
Y desde ese entonces
no he vuelto a vivir.
Por favor,
si me encuentras
no me vuelvas a soltar.
Nunca.
Pd: Te echo de menos.
Comentarios
Publicar un comentario