La calma que precede a la tempestad.
Estoy tranquilo, sentando en la cama viendo como todos mis sentimientos huyen de mí. Porque están cansado de mi tendencia a morir en lagrimas cada noche. Y no se equivocan. Esta es la calma que precede a la tempestad. Que hace a mi corazón huracán, en noches de desenfreno. No me queda otra que fingir que nada de esto me afecta, que soy fuerte, y que mi sonrisa podrá disipar cualquier diluvio. Vamos a fingir que mis labios nunca necesitaran de tú saliva. Vamos a fingir que tú voz nunca fue mi canción favorita.
Pensé que la magia había muerte, pero solo estaba escondida bajo tu piel. La misma que hoy huye de mi en cada bar a medianoche.
Lo intenté. Intenté agarrarme lo más fuerte que pude a tus pupilas, escupiendo sentimientos en cada verso que te dedique. Dibujando estrellas en un mar de pétalos.
Y sabes qué, que no me arrepiento de absolutamente nada.
Tal vez te quise mal, te quise a mi manera. Pero te quise lo mejor que supe.
Comentarios
Publicar un comentario