Confesiones de un niño perdido.

Otra noche sin más viene soledad a tocar a mi puerta, y esta vez no viene sola.. le acompaña nostalgia y tristeza. Le tengo dicho que no venga con invitados, y menos cuando tengo el corazón patas arriba, porque llegaste y decidiste desordenar mi mundo. Además suelen tener la manía de apuñalar con tus recuerdos. Vaya par de maleducadas. Parece que la noche será larga así que agárrate que vienen curvas, esas que te dejan al borde del suicidio en un mar dónde no decidiste navegar. 

Y es que desde que ya no estas flirteo con la idea de que un día volverás a hablarme, que sin ningún motivo te disculparas por tu ausencia y por habernos hecho tanto daño. Y que en un momento de sinceridad me confieses que eras más feliz cuando tú sombra acompañaba a la mía. 
Tengo miedo, lo reconozco. Me da miedo pensar que cualquier decisión que pueda tomar ya nunca me volverá a llevar a tus labios. Perderé poco a poco tus huellas, como quien intenta seguir huellas en una tormenta de arena. Que da igual si voy a la izquierda o a la derecha, porque no hay camino recto hacia tú pecho. Ya no. 

Si algún día nos volvemos a encontrar, te diré que hace tiempo que te olvide y seguí adelante con todos esos sueños rotos que arrastraba, te diré que nunca fuiste tan importante, y que no hubo cicatriz al final, que yo era un exagerado. Pero tú por alguna razón sentirás lastima, y me mirarás con esos ojos café.. porque en algún momento de mi gran discurso algo me habrá delatado. Y no te equivocarás, nunca se me ha dado bien eso de mentir y ocultar mis sentimientos.  

Confieso que todas las mañanas al despertarme miro la pantalla del móvil por si hay un mensaje que diga "Buenos días precioso". Y puestos a confesar, confieso también que todas las noches lo vuelvo a mirar por si hay un "Buenas noche rey". Y acto seguido se forma una tormenta en mis ojos que me recuerda que ya no volverá, ya no volverás. Que esas mismas palabras, ahora puede que se las estés dedicando a otros labios. Ojalá me hubieran dicho que los cuentos de hada, son eso.. cuentos y nada más. Ojalá me hubieran inyectado una dosis de realidad en el pecho. 

Y ahí va mi última confesión, la más dura sin duda. No sé qué paso antes de mí, no sé si te partieron todos los ventrículos del lado izquierdo de tú pecho y por eso ahora lo escondes bajo llave. Tampoco sé si rompiste esquemas a otros antes que yo, o te los rompieron a ti. 

Pero yo quiero que seas feliz.
Conmigo.
O sin, 
mí.

Y no me importa partirme el pecho, yo ya estaba roto antes de que llegaras.





Comentarios

Entradas populares